¿Qué es la proactividad?
Si buscas el termino proactividad en Internet, comprobarás que prácticamente todos los resultados de búsqueda, lo definen o se refieren a ello desde la perspectiva de la psicología industrial / organizacional, siempre enmarcado en un entorno empresarial. Además de ser un termino del que se viene haciendo un uso, no siempre correcto, y abuso, en contextos laborales, porque la proactividad no consiste en tomar la iniciativa para ser siempre los más dispuestos para comernos todos los marrones del trabajo.
Una concepción holística de la proactividad supone desarrollar una actitud mediante la cual nos anticipamos a los hechos, asumimos las decisiones de nuestro desarrollo integral y trayectoria vital, tomamos el control y nos hacemos responsables de nuestras vidas. Una actitud que amplía nuestro horizonte, nos hace sentir competentes, nos empodera y orienta hacia el éxito.
Por el contrario, la reactividad es una actitud mediante la que vemos nuestra vida condicionada por elementos externos, con la que no sentimos tener el control sobre nuestras vidas, nos hace sentir incompetentes, provocando frustración y sensación de impotencia, encontrando siempre excusas para no hacer lo que deberíamos hacer, convirtiéndonos en victimas.
La proactividad y el autoconocimiento son aspectos clave del autoliderazgo.
El termino proactividad fue acuñado por Viktor Frankl, psiquiatra austriaco que sobrevivió a los campos de extermino nazis, en su libro «El hombre en busca de sentido». Posteriormente se popularizó tras éxito editorial «Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas» de Stephen R. Covey.
Como seres humanos somos responsables de nuestra propia vida. Nuestra conducta es una función de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones.
Stephen R. Covey
El locus de control
Un concepto íntimamente ligado a la proactividad es el denominado locus de control («locus» en latín significa «lugar»), un tema ampliamente estudiado por la psicología desde mediados del siglo XX, y que se refiere al grado de control o influencia que una persona cree tener respecto a lo que le sucede. Es un rasgo de personalidad propuesto a partir de la teoría del aprendizaje social por Julian B. Rotter.
Existen 2 tipos de locus de control:
- Interno. Las personas con un locus de control interno tienden a atribuirse sus éxitos y fracasos, en lugar de atribuir la responsabilidad a elementos externos que escapan a su control. Desarrollan su potencial y sus capacidades. Reconocen factores externos que pueden condicionar ciertos aspectos, pero están convencidos de poder dirigir su vida, decidiendo y actuando según sus objetivos.
- Externo. Las personas con un locus de control externo creen que su vida se ve influida principalmente por elementos que escapan a su control, como los demás, la suerte o el destino.
Se ha demostrado que se puede influir en el locus de control mediante el entrenamiento y la retroalimentación. Se ha comprobado que elogiar el trabajo duro en estudiantes fomenta su locus de control interno, ya que trabajar duro es algo que uno mismo decide hacer, lo que refuerza la creencia de tener el control. Sin embargo, elogiar la inteligencia de los estudiantes refuerza su locus de control externo, ya que tienden a creer que es una capacidad innata, reforzando la creencia de que el éxito o el fracaso se basan en elementos que escapan a su control.
Se ha vinculado el locus de control interno con el éxito académico, con una mayor motivación y con la madurez social, a menores incidencias de estrés y depresión, y a una vida más larga.
Revista Problems and perspectives in Management.
¿Cómo fomentar la proactividad?
- Reflexiona y toma conciencia de a quién, o a qué atribuyes las cosas que te ocurren (a ti mismo, a los demás, al destino…).
- Piensa en las cosas que puedes hacer o sobre las que puedes influir para llevar a cabo tus objetivos, este es tu círculo de influencia.
- Amplía tu círculo de influencia. Es cierto que hay factores que pueden influir en nuestras vidas que escapan a nuestro control, pero las personas proactivas trabajan en las cosas sobre las que tienen influencia, en lugar de preocuparse por las cosas que escapan a su control. Trabajando en las cosas sobre las que influimos podemos ampliar nuestro circulo de influencia y reducir las cosas que escapan a nuestro control, que se convierten sólo en preocupaciones.

- Presta atención al lenguaje que utilizas, expresiones como:
- no puedo……….., tengo que………., debo hacer…….., si…….., forman parte de un lenguaje reactivo.
- examinemos alternativas a……, puedo optar por…….., elijo………., prefiero………, forman parte de un lenguaje proactivo.
- Analiza con qué recursos cuentas, qué te falta y como puedes conseguirlo.
- Plantéate pequeños compromisos y mantenlos, pase lo que pase.
- Es clave ser parte de la solución y no del problema.
- Cultiva tu creatividad.
- Asume las críticas y aprende de ellas.
- ¡OJO! Si empiezas a pensar que el problema está fuera, ese pensamiento es el problema.
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