Eficacia, eficiencia, efectividad y productividad son conceptos íntimamente relacionados pero que no tienen el mismo significado y pueden ser fácilmente confundidos, las definiciones que doy a continuación no son mías, sino una síntesis de las definiciones que se pueden encontrar en diversas fuentes, tanto libros de productividad personal como blogs de reconocido prestigio.
Conceptos previos.
· Eficacia
Se centra en los fines y tiene que ver con “qué” cosas se hacen. Mide el grado de cumplimiento de los objetivos propuestos. Ser eficaz consiste en hacer las cosas que mejor conducen a la consecución de los objetivos, resumiendo, “hacer las cosas correctas”.
· Eficiencia
Se centra en los medios y tiene que ver con “cómo” se hacen las cosas. Se trata de hacer las cosas con el mínimo consumo de recursos, buscando obtener la mejor relación posible entre los recursos empleados y los resultados obtenidos, resumiendo, “hacer bien las cosas”.
· Productividad
Es la relación entre la producción total y los recursos totales utilizados, por lo tanto se centra en medir la eficiencia, y ha sido un aspecto clave para el desarrollo económico y social vivido durante la era industrial.
· Efectividad
Implica hacer la cosas de manera eficaz y eficiente, “hacer bien las cosas correctas”. La efectividad tiene que ver con “qué” cosas hacemos y “cómo” las hacemos. Consiste en hacer las cosas que mejor conducen a la consecución de los objetivos, con el mínimo consumo de recursos.
En la era industrial las cosas que un trabajador debía realizar estaban muy definidas, por ejemplo, en una línea de producción de placas de circuito impreso habría trabajadores que se encargaban de insertar componentes en las placas, otros trabajadores que soldaban los componentes a las placas y otros que barnizaban las placas (resumiendo mucho parte del proceso), el fin de cada uno de ellos estaba claro, eran eficaces siempre que conseguían producir el número de placas establecidas por los objetivos de producción. Trabajando en la mejora de la eficiencia del proceso, por ejemplo automatizando la línea de producción con máquinas insertadoras de componentes, una ola de soldadura y un brazo robotizado que las barnice, es probable que se reduzca considerablemente el tiempo invertido para producir cada placa, los recursos materiales empleados y los recursos humanos necesarios. Aumentando de esta manera la productividad de la organización.
Pero en la actual sociedad del conocimiento un mismo trabajador realiza muchas y variadas cosas (tareas), de entre las que debemos decidir cuál de ellas acometemos en cada momento, tareas que pueden consistir en resolver problemas (técnicos, económicos, de salud…), generar conocimiento o tener ideas innovadoras que generen valor, entre muchas otras. Para realizar estas tareas hacemos uso de nuestro conocimiento, experiencia, intuición, creatividad…, quedando mucho menos definido qué tareas debemos realizar, cuándo hacerlas, cómo y de qué manera.
Y no sólo en el trabajo, en nuestra vida privada también son muchas y variadas las tareas a realizar relacionadas con, el cuidado de los hijos cuando son pequeños, el cuidado de los padres cuando son mayores, el mantenimiento de la vivienda, recados, nuestros compromisos sociales y un largo etcétera.
Todas estas cosas (tareas) que realizamos, ya sea en el trabajo o fuera de él, son nuestro producto, lo que nosotros le “vendemos” al mundo, a nuestros clientes, a nuestra empresa, a nuestros jefes, a nuestra pareja, a familiares y amigos… ¿Y no queremos todos tener un mejor producto?
A este trabajador se le conoce como trabajador del conocimiento (término que fue acuñado por Peter F. Drucker), en la actualidad la mayoría de nosotros; y un factor clave para el trabajador del conocimiento está en la efectividad, no sólo para ser más productivos en el trabajo, lo que ya sería importante, ya puede marcar la diferencia en tu carrera profesional, más en un país como el nuestro, en el que los índices de productividad son de los más bajos de Europa; también en nuestra vida privada ser efectivos es importante, porque todos tenemos metas y objetivos más allá de los laborales.
Pero la efectividad, al margen de definiciones más o menos acertadas, yo la entiendo como un concepto holístico, con un enfoque global y unificador, sobre las cosas que hacemos y no el tradicional enfoque parcial de eficacia y eficiencia que se ha venido utilizando desde la era industrial.
Este enfoque holístico de la efectividad requiere, no sólo implementar una metodología de productividad adecuada, también del desarrollo de distintos hábitos y habilidades que nos permitan liderar nuestras acciones, comunicarnos de forma más eficaz, mejorar nuestras relaciones interpersonales, mejorar nuestra capacidad creativa, gestionar la ingente cantidad de datos y de información que recibimos constantemente, estos y otros temas los iremos desarrollando en próximos artículos.